Una vela es una barra de combustible sólido que provee luz. No hay vela que desaparezca por completo, se consume, pero el resto de cera tirada queda presente y es difícil de remover. Hay velas que así como encienden se apagan, otras que duran bastante tiempo y otras que encienden, pero su luz no alumbra. Así son las relaciones en pleno siglo XXI, ya nada debería sorprendernos.
Esto indica que debemos estar preparados para lo que más puede llegar a sorprendernos o mejor dicho, para lo que no estamos preparados. ¿Porqué las velas como una relación? En la actualidad remover cera es más complicado, ya no estamos acostumbrados a ella como en siglos pasados donde eran todo lo que alumbraba y no había escapatoria de removerla.
De los casos más comunes sobresale el de la vela que encendió–y vaya que enciende-, pero no alumbra. Una especie de “velita de pastel”, ya que en cierto momento de necesidad se utiliza, se consume rápido, sin embargo es desechada. Dejando cera tirada difícilmente removible. Por lo tanto, en una relación. . . ¿Cómo saber quién es fuego y quién cera?
Otro caso sin duda alguna, puede ser el de vela que se consumió hace tiempo, pero al parecer la cera sigue presente sin poder quitarla. Si deseamos que esa cera sea removida con facilidad, debemos acercarle calor para que se derrita y sea sencillamente manejable, entonces… ¿debemos ser fuego si queremos seguir adelante y poder remover de nuestra vida todo tipo de cera sin dificultad alguna? ¿Qué pasa con los que alguna vez fueron consumidos por el fuego, los que alguna vez se derritieron con facilidad y que han quedado como cera, obstinados, insistentes y nada removibles?
Al parecer quedan siempre como tal, opacos, estáticos y molestos. En cambio el fuego puede apagarse, pero solo necesita una pequeña chispa para poder encenderse de nuevo con el fin de quemar y remover todo lo que encuentre a su paso.
Si queremos evitar tales encendidas, apagadas, derretidas, todo lo que el fuego ocasione, ¿será que ya no buscaremos fuego en las relaciones y nos cambiaremos sin más ni menos a la electricidad? ¿Entraremos a la era de las relaciones “foco”? ¿Que sea todo tan rápido como encender y apagar un interruptor sin dejar rastro? Una era donde el fuego sea sustituido por la electricidad y en lugar de cera sobrante, quede sólo un foco fundido, que simplemente más rápido de quitar y reemplazar sin lastimar a alguien. ¿Hemos pasado de la era de cera a la “focosíntesis”?
El problema son las velas en la actualidad, las cuales ya no las usamos con frecuencia, sin embargo, solíamos saber que se apagarían en algún momento. Los focos podemos apagarlos cuando queramos, el inconveniente es no contar con la debida advertencia de cuándo se fundirán hasta la presencia de la verdadera falla. Esta avería no tiene más remedio que reemplazar el foco por otro. Entonces, en esta nueva era, cada que fallen los fusibles de la relación, se vaya la luz de la razón o en caso de descarga eléctrica de la emoción, revisemos los daños posteriores. Sin duda alguna, si esta nueva era conlleva a la desesperación, -no hay problema- tiene una posible solución: bajemos el switch y encendamos una vela.
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