miércoles, 1 de septiembre de 2010

SEGURO PARA EL CHOQUE DE EMOCIONES

Si nos ocurre un accidente automovilístico, solemos tener un seguro al que llamamos inmediatamente. Los seguros de autos brindan grandes beneficios, el vehículo queda cubierto por la pérdida total o por daños materiales que sufra a consecuencia de colisión, volcaduras y actos de personas mal intencionadas. Sin embargo, ¿Qué sucede cuando tenemos un choque de emociones con alguna persona? ¿A quién llamamos? ¿Por qué no existe un seguro que pueda ayudarnos en cualquier situación difícil? ¿Por qué no existe un GNFriend o un GNPain? No con el fin de reemplazar a alguien, simplemente para ayudarnos a encontrar una posible solución.

La mayoría de los problemas simples tienen solución y si es un objeto, existe la posibilidad de reposición. Si compramos cualquier aparato y sale defectuoso, podemos cambiarlo, si alguna prenda se encuentra en malas condiciones o no nos queda, hacemos lo mismo. Si ocurre un accidente y el auto queda dañado, el seguro lo repara o lo repone en caso de pérdida total, pero en el caso de una pérdida total con una persona que estimamos, no hay reposición. ¿Sería la solución al choque de emociones un “seguro amistoso” donde en lugar de remplazar a una persona, -en caso de pérdida total-, exista un valuador y un ajustador para valuar el daño y repararlo?

No podemos reponer una amistad en caso de pérdida total, mucho menos hacer el cambio de la persona, pero probablemente el valuador del seguro podría ser el intermediario para cualquier situación donde es más fuerte el orgullo que la verdad, o meramente, alguien que nos haga abrir los ojos.

En un ligero choque automovilístico no nos preocupamos ya que el seguro lo arreglará, en el caso de un choque emocional con alguien que estimamos, por liviano que sea ¿cómo podemos solucionarlo de manera sencilla sin lastimar y ser lastimados? ¿El “seguro amistoso” podría ofrecernos un servicio que pueda quitarnos el temor de pedir perdón sin ser rechazados, insultados, golpeados, y que lleve a cabo el arreglo de los daños?

No es exactamente que el “seguro amistoso” introduzca a nuestro tercero dañado a un taller para reparación, simplemente nos ayude a expresar lo que no podemos explicar o les quiten los recuerdos acerca de las malas palabras que dijimos o las malas acciones que cometimos, -aunque en algún momento nos haya hecho sentir bien-. En fin, una solución de los daños donde no nos digan cómo lograron remediarlo y lo único que obtengamos sea nuestro pase directo a la solución.

En este mundo no existe algo así, por lo tanto, nuestros choques de emociones pueden ser bastante graves. Al no contar con el “seguro amistoso” conseguimos dañarnos más gracias al orgullo y la falta de valor para pedir perdón. Entonces ¿nuestro seguro será humillarnos o resignarnos? ¿Tendremos que inventar alguna ley para que nadie salga lastimado, o un reglamento de comportamiento en caso de choques emocionales? ¿Contratar a un abogado para evitar el incomodo enfrentamiento directo de las partes? O en el último de los casos. . . No pasarnos la luz roja del semáforo de la razón.

2 comentarios:

  1. Oye eso de interesante, divertido, guay está increíble no lo había visto nunca!!! muy interesantes tus entradas Álvaro gracias por compartirnos tus reflexiones del amor, la amistad y los cigarros... síguele así!!!

    ResponderBorrar
  2. Alvaro me metí de chismoso a tu blog y debo decir que esta entrada me fascinó. Me convertiré en tu fal-lector, creo que la comparación que haces es muy útil en el sentido que nuestra vida suele estar valorizada en función del dinero, pero hemos dejado la valorización en función de lo que simplemente no es intercambiable monetariamente.
    Un saludo

    ResponderBorrar